Q POLVO ECHAN

Q POLVO ECHAN

jueves, 4 de febrero de 2010

capitulo 1



Emilio es un chico guapo pero muy tímido. Se siente feo, siente que no merece el amor, que nunca un chico que le gusta se fijará para él. No ha tenido suerte en el amor y eso le ha hecho encerrarse en sí mismos. Con gafas y ropas muy antiguas esconde su belleza y es el hazmerreír de su entorno. Está convencido que así es imposible conquistar al chico que le gusta. No tiene amigos. Le hace compañía un oso de peluche grande y viejo. Tiene casi tantos años como él. En vez de hablar solo le habla al osito Panda y así siente que no está solo. Mira y besa a su osito.
--Hoy tiene que ser mi día de suerte… Hoy me tiene que pasar algo especial… Algo especial con él.
Su corazón late con prisa pensando en él.
--¡¡ojalá hoy si me atienda él¡
Sale de su habitación. Está muy ansioso:
--¡me voy a dar una vuelta, ahora vuelvo, yaya¡
Se va corriendo. Suspira pensando en él.
--Es que es el chico más guapo que he visto en mi vida.
Es torpe al andar, se tropieza con su mismo pie y casi cae. Eso lo entristece.
--Un chico tan guapo como ese jamás se fijaría en mí.
No piensa en nada en concreto. Ese chico guapo es su sueño. Lo ve como algo imposible, algo inalcanzable. Se conforma sólo con estar un rato cerca de él.
--Aunque fuera gay no se fijaría en mi.
Lo tiene asumido así que tampoco le lastima.
--Con que él me atiende, me diga hola... ¡ya estaré feliz¡
Se acerca al bar en donde el joven es camarero. Es menor que él. Tiene 17 años. Vive su primera experiencia laboral y se esmera en su trabajo. No quiere perderlo. No quiere quedar mal. Mientras Emilio se va acercando a la calle que tiene que cruzar para llegar al bar cada vez se pone más nervioso.
--¡cómo no esté me muero¡
Le gusta verlo a diario. Desde que lo conoce el chico nunca ha tenido fiesta.
--Algún día tendrá que descansar…
Lo siente por él pero:
--espero que hoy no.
Aunque no deja de ser un desconocido, Emilio está totalmente cautivado por ese camarero. Lo necesita para vivir. Verlo para Emilio es tan vital como respirar. El camarero está en la calle. Arreglando la terraza. Las mesas y las sillas ya están colocadas. Le faltan colocar los cojines. Emilio lo ve a lo lejos. Está ardiendo.
--¡¡es él..¡ ¡¡es él¡
Suspiro y la admira de lejos mientras lo ve trabajar. Apresura el paso porque tiene miedo que se vaya al almacén y no pueda verlo.
--Ya acaba… por los pelos… Suerte que hoy es domingo porque los días de cada día no pone las almohadas –va diciendo.
Se fija en la ropa. Una camiseta blanca y unos jeans cortos.
--Parece que lo haya adoptado ya como uniforme… ¡siempre va igual¡
Es verano pero no hace especialmente calor pero al camarero le encanta presumir de piernas y Emilio está encantado. Justo en el momento que Emilio llega al bar pasa justo lo que temía. El guapo camarero entra en el bar y se mete en el almacén.
--¡que rabia¡ --piensa Emilio frustrado.
Emilio pasa de largo y justo en ese momento, el camarero vuelve a salir cargado de más cojines.
--¡hoy no es mi vida¡ --dice para sí Emilio.
Emilio pasa todos los días así que sabe que no debe ser descarado. Volver a pasar por delante del bar para coincidir con el camarero y así saludarlo le parece a Emilio descarado. Se espera sentando en un banco que hay un poco más allá. Le encanta ver trabajar al guapo camarero. Está atento y justo en el momento que el camarero entra en el bar, Emilio detrás de él. Lo ve apoyado en la barra por la parte de fuera. Emilio se está poniendo cachondo al pensar que podrá estar a su lado. Exactamente en el mismo momento en el que está entrando Emilio entran unos repartidores. El camarero, muy travieso, y de espaldas. Le da una patada de broma en el trasero de uno de los repartidores. Emilio está suspirando.
--¡¡es que me encanta¡¡ ¡me encanta¡ --dice Emilio.
El repartido es también muy guapo. Ya todo un hombre. A Emilio le pone cachondo que David le haya tocado el culo (aunque sea de broma y con el pie) a otro guapo. El camarero se va detrás de los repartidores. Desde donde está, Emilio ve a su guapo un momento mientras coloca mercancía en una estantería. Luego ya no lo vuelve a ver. Se toma su refresco lentamente e incluso se le pasa por la cabeza pedir otro.
--No abuses, tampoco debes tirar el dinero –dice para sí.
Emilio pasa y se va triste porque apenas ha visto a su chico guapo. No ha pasado nada especial como él deseaba. Da unas cuentas vueltas por alrededor del bar por si vuelve a salir el camarero pero sigue en el almacén.
--¡¡¿¿qué tanto hace?¿porqué no sale? –protesta Emilio.
Almenos se consuela pensando que ha hecho bien en no pedir otra bebida.
--No lo hubiera visto, igual.
Se va triste a su casa. Le ha salvado el día los segundos que ha visto a David, cómo le daba patada al otro.





David está trabajando. Mira de una manera especial a Alberto, el guapo repartidor.
--¿¿cómo te va todo?
--bien, bien… ¿y tú que tal, David?
David, el joven camarero, suspira. Escuchar sus nombres de labios del guapo Alberto le parece música celestial. El otro repartido agarra del brazo a Alberto.
--venga, Berta. Tenemos prisa.
Alberto mira a David y le sonríe:
--ya nos vemos…
--si claro…
David se queda un momento como deslumbrado. Alberto le gusta mucho. Los repartidores vuelven al camión. Maneja el otro. Mira a Alberto con reproche.
--ya, Iván. No me mires así. No pasa nada.
--Ese niño te come con los ojos y tú le sigues el juego…
--Pero no pasa nada… él tiene novia. Debe estar confundido.
--Es gay y lo sabes. Lo que pasa es que aún no ha salido del closed. No es el ideal para divertirte, te puede crear un problema. Es un niño.
Alberto sonríe con cara de depravado:
--¿un niño? Pero ¿¿tú lo has mirado bien?
--No, Berto. Sabes que a mí no me gustan los tíos. Lo que yo digo es que es muy tierno para ti.
--Ni que yo fuera tan viejo… Sólo tengo más experiencia que él… Es lo que debe estar buscando…
A Alberto se le hace la boca agua pensando en el tierno cuerpo de David pero no le dice nada a Iván.
--Tú ya tienes 27 años y él recién cumple los 17 años… ¿¿qué quieres hacer con él?
Alberto mira a su compañero con ojos libidinosos pero se calla lo que piensa e Iván se lo agradece.

Emilio llega a su casa algo triste. Sonríe ante su abuela. No quiere preocuparla. Luego, a solas en su habitación, agarra a su osito, lo abraza y se tumba en la cama con él.
--No he tenido un día nada lucido, Panda, aunque me ha gustado descubrir que mi David es bien travieso…
Le crea mucha ansiedad ver a David. Nunca tiene bastante.
--No ha pasado nada especial. Ha sido un fracaso. He pagado la entrada y ni lo he visto. Sólo lo he tenido cerca un segundo y ni nos hemos saludado…

Es a la hora de comer cuando David llega a su casa. La madre está en la cocina. El padre lee el periódico.
--¡Que asco de gentuza…¡ Se están quejando de todos los gays que se meten en los baños públicos a hacer sus guarradas… ¡yo tiraría una bomba y los mataba a todos¡ --dice el padre.
--No digas eso… Ellos no tienen la culpa. Bastante tienen con ser como son… --dice la madre.
--¡es que cada vez son más… parece una plaga¡
David muerde sus labios con rabia. Se levanta de la mesa.
--donde vas hijo?
--voy a dar una vuelta…
--¡pero si acabas de llegar y no has comido¡ --madre.
David se ha molestado por los comentarios homófobos de sus padres y siente que se ahoga.
--A ver si algún día nos presentas a tu novia… Tan guapo que nos saliste debes tener muchas novias… --padre.
Si alguna –forzando una sonrisa.
Su padre le sonríe con orgullo. David se ve molesto.

1 comentario:

  1. Hmm... menos mal q no pusiste a mi Iván de gay... q te castraba jaja

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