Q POLVO ECHAN

Q POLVO ECHAN

lunes, 8 de febrero de 2010

Capitulo 21



Aunque se había repetido una y otra vez que no debía volver a lo de antes, Emilio cae en lo de siempre. Suspirando por David. Paga su entrada, tal y como Emilio dice a consumir algo en el bar, tontamente porque de hecho ha gozado tanto de David como si lo hubiera visto desde la calle pero tampoco es que le sepa mal. Hacía mucho que no iba, a Emilio le ha parecido una eternidad y tampoco quiere que le pierdan de vista, dejar de ser un cliente habitual. Justo a la una, Emilio está mirando desde su banco habitual. David está en la terraza cobrando. Lleva jeans cortos, anchos. Camiseta marrón. Se sienta en la mesa. Está un buen rato. Y Emilio sentado contemplándolo, deleitándose de la belleza de David. Lo ve de pie.
--¡que cuerpazo, este tío es guapísimo¡ --Emilio.
Le gusta mucho. Demasiado. Ve como recoge mesas. Habla un buen rato con una chica a la que le da dos besos. Emilio siente celos siempre que ve a David hablando con una chica y le gustaría cambiarse por ellas pensando que ella sí tienen oportunidad de tener algo con David y él no. David se ve amable, simpático. Emilio disfruta mucho viéndolo de lejos. Le gusta ese chico tan cordial que está viendo y tan lejano al que ve él cuando está cerca. David va entrando, saliendo. Se queda en la puerta hablando muy simpático con una chica. Vuelve a entrar y Emilio detrás. Sabe que es arriesgado pero es que tiene muchas ganas de estar con David. David se queda en la barra del fondo y a Emilio lo atiende Yoli. A penas ve a David mientras está en el bar. El camarero está haciendo unos cafés. Pasa por detrás de Emilio que le ve el trasero (aplastado) pero le encanta. Con eso ya se conforma porque le gusta mucho pero es consciente que debería haber esperado en un momento que David estuviera dentro.
--¡Eso me pasa por ansioso¡ --se reclama mientras vuelve a su casa.
Se va reclamando el haber tirado el dinero. Está enfadado consigo mismo por haber gastada para nada.
--¡Es que tiene delito que ayer que lo hubiera tenido cerca, que a lo mejor hasta me atiende me resistiera y va hoy y tiro el dinero¡ ¡¡es que soy imbécil¡ --va diciéndose mientras camina.
Así se lo explica también a su oso cuando llega a casa.
--¡No puedo volver a hacer una cosa así. Puede ir siempre que tenga posibilidades que él me atienda pero no para ver menos que si estuviera fuera¡¡
Pero es que Emilio no puede pensar bien cuando David está cerca.
--Que le vamos a hacer así es el amor. Es que lo veo y pierdo la razón.

En la noche vuelve a salir y se lleva una decepción. No lo ve. Ahora está aún más enganchado que antes y justo ahora que trabaja menos. No lo ha visto a las 20,25. Va bajando, lo espera un trozo más abajo para encontrarse cuando baje pero nada. Parece que David no trabaja más por la tarde o almenos no esa tarde. Justo ahora que Emilio se había decidido a esperarlo un poco más abajo y subir mientras él va bajando para encontrarse accidentalmente.
--Este tío me gusta mucho le cuenta más tarde a su ositoy me duele pensar que no está en mi vida y es que ni siquiera puedo gozar de él tranquilamente porqué él se molesta pero me gusta mucho. No quiero renunciar a él.
Por no molestarlo ha renunciado a estar a diario fuera, espiándolo para que no se sienta acosado y se conformaba con verlo una vez a la semana pero no sabe el tiempo que le quede así que se aprovechará todo lo que pueda.

Al día siguiente, es de nuevo jueves. Emilio pasa por el bar de camino a casa de la anciana amiga de su abuela. Aunque se ha dicho que no debe hacerlo, está decidido a ir al bar y eso que tiene que sacar dinero de los ahorros. Quería sacar el dinero delante de su casa no fuera que por perder el tiempo sacando el dinero perdiera la oportunidad de encontrarlo pero le ha parecido una tontería.
--¡Eso me dará la excusa de estar un rato mirando¡ --dice ya que el cajero está en frente del bar. Detrás del banco donde siempre se sienta.
Cuando llega al bar, David está solo en la barra y por sacar dinero pierde la ocasión. David entra en el almacén.
--¡¡que rabia¡¡¡eso te pasa por tonto¡ ¡¡debías haber sacado el dinero antes¡ --se dice.
Igual se ha fijado que David se estaba preparando algo:
--seguro que tampoco me atiende él.
Entonces luego llega gente. 3 personas. Se le está acumulando la faena. Entra una señora que estaba en la terraza para pagare. Y Emilio va esperando impacientemente. Por fin está solo David. Emilio va a entrar pero justo en ese momento David entra en el almacén y Emilio se espera. No confía en que retroceda por él. Se corta porque David se ha girado para ver si entraba pero Emilio no se había atrevido. Luego se arrepiente.
--¡¡él me esperaba¡ ¡¡ha mirado por si yo entraba¡ ¡¡sabía que iba a ir¡
Pero Emilio no ha querido ser tan descarado. Está muy alterado.
--pero si sabía que yo iba a entrar ¿porqué se ha ido?
Aunque le duele aceptarlo Emilio supone que por eso.
--Ha mirado pero dudo que se hubiera quedado, habría llamado a la chica.
Emilio se siente frustrado y además se le hace tarde. Espera. Al rato salen Yoli y David. Se quedan en la puerta. Entonces Emilio decide:
--¡Es el momento¡
Y justo cuando va a ir lo detienen dos indigentes que piden por la calle.
--¡Venga danos algo¡
--No, no llevo nada dice Emilio nervioso.
Van insistiendo. No lo dejan irse y Emilio está muy fastidiado. Tiene muchas ganas de ver a David pero parece que todo el mundo se pone en su contra. Mientras van insistiendo, Emilio ve de reojo a los del bar. Tanto Yoli como David se están riendo ya que se dan cuenta de que a Emilio le ha fastidiado el encuentro.
--¡Eso lo pasa por entrometido¡¿¿qué tiene que hacer dando siempre vueltas por aquí? David.
--¿y será capaz de entrar? Lleva media hora aquí plantado ¿es que pretende que no nos demos cuenta?
David siente pena por Emilio pero a la vez lo envidia porque aunque está solo y se ve triste, no se esconde. Lucha a su manera por lo que quiere y es algo que David no se atreve a hacer. Los indigentes finalmente se han ido. Emilio no sabe si debe entrar en el bar.
--¡es que se me va a ver demasiado las intenciones¡
Se asegura que los indigentes se han alejado:
--¡sólo faltaría que me vieran entrar y me molestaran¡
Decide entrar:
--siempre puedo decir que ya me habían pedido antes, que los había visto de lejos y que por eso estaba esperando, para que no me vieran entrar.
Tranquilo con la excusa que tiene, Emilio entra en el bar. Yoli está atendiendo a unos clientes y es David el que está en la barra. Emilio sonríe feliz.
--¡me ha costado pero almenos voy a tener mi premio¡ ¡¡él me va a atender¡
David, sin decir nada, abandona la barra y entra en el almacén. No quiere estar cerca de Emilio. Le inquieta demasiado. Lo que quisiera es que de una vez por todas se decepcionara de él:
--¡¿¿qué tengo que hacer para que me olvide?¡ --dice David para si.
Emilio se ha quedado helado. No esperaba esa reacción. Y le toca esperar porque a David no le ha dado la gana atenderlo.
--¡es que esto es para poner una reclamación¡ ¡¡ha sido demasiado descarado¡ --dice para sí-- ¡es que es un cabrón, no sé para que he vuelto¡¡
Emilio siente que para recibir ese trato de David es mejor que no lo vea más. Le gusta mucho pero le desestabiliza demasiado verlo. Le hace daño. Si lo hubiera atendido David le habría pedido un batido de helado, que es más entretenido. A Yoli le pide un simple refresco. Por la sonrisa de complicidad de ella, Emilio se da cuenta que David está saliendo.
--¡es que se están riendo en mi cara¡ --dice para sí Emilio.
Emilio se siente humillado. Siente mucha rabia.
--¡es que no tendría que volver más¡ --va pensando.
Pero David le gusta demasiado y no sabe si será capaz de renunciar a él. David pasa por detrás suyo pero Emilio está demasiado tenso como para mirarlo mucho. Lleva una camiseta rojo. Jeans cortos. Se le ve el trasero aplastado. Se queda en la porta y Emilio piensa:
--bueno, genial Así almenos pasaré por su lado cuando me vaya y me tendrá que saludar.
Pero justo en el momento que Yoli le está cobrando a Emilio, David vuelve a entrar. Pasa por detrás de Emilio y entra en el almacén mientras Yoli le dice:
--ahora voy yo a limpiar la cocina.
Emilio se va muy dolido.
--¡Se ha pasado¡¡ ¡hoy se ha pasado¡
Se le salen las lágrimas. Siente que un puñal le ha partido el corazón.
--¡¡es un cabrón y un hijo de puta¡¡
Pero le gusta mucho y eso es lo que más le duele.
--todo lo malo tiene algo bueno se dice resignadoúltimamente estaba pensando demasiado en él, tentado a volver a ir todos los días así que lo que me ha pasado hoy me tiene que servir para no volver a caer. Ya he aprendido la lección. No debo permitir que me siga humillando, tengo que mirar para otro lado David se ha acabado.
Lo dice con dolor pero convencido

No hay comentarios:

Publicar un comentario