Q POLVO ECHAN

Q POLVO ECHAN

jueves, 4 de febrero de 2010

Capitulo 2



Comienza un día más. Es lunes. Emilio tiene vacaciones así que no tiene otra cosa que hacer que estar al pendiente de lo que hace o dejar de hacer David. Se acerca en la mañana. Llega sobre las once. Están ya en la terraza todas las mesas, sillas y hasta los cojines que normalmente sólo los suelen poner los días festivos.
--vaya, hoy se ha levantado trabajador –dice Emilio para sí.
Emilio mira hacia el interior del bar. Se estremece al ver a David.
--¡¡que guapo es¡ ¡¡que guapo es¡ --suspira.
El chico le gusta mucho. David está tras la barra metiendo en la nevera una garrafa grande. La camiseta sí es otro pero los pantalones son los mismos jeans de los otros días. Ve mucho a David y eso le gusta pero no es él quien le atiende sino la misma chica del día anterior que siempre suele coincidir con David en el mismo turno. Emilio tiene los ojos clavados en David. Es algo que a David le molesta mucho.
--¡¡es que cómo me siga mirando así me va a obligar a romperle esa cara de marica que tiene¡ --dice para sí-- ¿¿¡qué se ha creído que yo soy como él?
Aunque Emilio lo mira mucho. David procura no hacerle caso. Emilio piensa que ni se ha fijado en él. David se distrae hablando de todo y de nada con la chica. Del trabajo, de lo que tienen que limpiar… David sale de la barra y se va a otro mostrador que tienen al final. Emilio no pierde detalle.
--¡¡cómo me gusta verle caminar¡ --se dice Emilio para sí.
Le gusta especialmente mirarle el trasero. En esta ocasión la camiseta, que es grande y la tiene por fuera, no le permite gozar de esa perfecta anatomía de David que le gusta tanto a Emilio. Se le hacen unas arruguitas que se le meten en la raja y resulta muy sexy. También le gusta mucho verlo caminar de frente. El bulto que se le marca en la zona genital es impresionante. David vuelve a la barra. No le gusta sentir lo cachondo que está Emilio. David se queda en un rincón de la barra que da a la calle. No le da la cara a Emilio pero éste se excita igual. Al irse, Emilio saluda individualmente tanto a David como a su compañera. David le devuelve el saludo pero muy brusco. Muy a la fuerza.
--debe ser el lunes, es de lo que no les sienta bien volver al trabajo aunque bueno él no ha descansado… A lo mejor es eso…
Emilio trata de justificar a David. No quiere pensar que tal vez David se haya dado cuenta que va al bar detrás de él y le molesta sentirse acosado. Para Emilio. David se ha convertido en parte de su vida. Siente que si no lo viera le faltaría algo.

Emilio vuelve a su casa algo cabizbajo. Se abraza a su osito y le habla. Siente que es al único al que le puede contar sus cosas.
--No estoy de suerte, Panda. Me tiene hechizado pero en cambio ¿Por qué me cuesta tanto que él me atienda? Antes no me era tan difícil.
Emilio trata de entretenerse, leer, ver la tele para no pensar en David pero le es del todo imposible. A la una no puede más.
--¡Ahora vuelvo, yaya¡
--¡no tardes que ya tienes las albóndigas calientes¡
--¡si, ahora vuelvo…
Tarda 15 minutos en llegar. Está muy ansioso.
--¡paso y me voy… sólo un momento para volver a verlo¡



David está atendiendo a unos clientes que están en la calle pero desde una ventana que comunica el exterior con el bar. Emilio se queda un poco más allá observando los movimientos de David. El camarero de acerca a una mesa. Emilio observa como David mueve la cabeza en negación. Le han preguntado algo que no sabe. Se toca la cabeza. Emilio suspira.
--¡¡que mono, me encanta¡
Le gusta mucho como se mueve. La chica de siempre está dentro sino volvería a entrar.
--Tampoco no puedo gastar porque sí… Ni que me sobrase el dinero…
Emilio nunca ha salido y nunca ha gastado, ahora le está haciendo gastar mucho dinero a su abuela por ir detrás de David. Siente que merece la pena pero con ir una vez al día es suficiente.
--No tiene sentido ir más veces y más sino tengo la seguridad que me va a atender él –se reclama así mismo.
David vuelve a entrar, la chica entonces sale. Emilio no se lo piensa.
--¡voy¡
Pero cuando se va acercando ve a David saliendo con una bandeja y la cuenta que le entrega a un cliente en la mesa. Luego toma nota a otro. Emilio se ha acerca al bar. Tiene a David cerca. El guapo camarero está de espaldas. No se le marca mucho el trasero porque tiene los pantalones muy caídos pero le gusta mucho. Emilio espera un rato más y se va.




David deja su trabajo a las tres de la tarde. Tiene un buen trozo de su casa al trabajo. Pasa por delante de unos lavabos públicos. Va a ir pero ve que no hay nadie y se queda dando vueltas. No se atreve a vivir su sexualidad de frente y ver a un chico guapo en el lavabo le descarga. David Tiene pis pero no quiere ir sino hay algún chico guapo para seguir y así mata dos pájaros de un sólo tiro. Ese día parece que no va a tener suerte. Ya no puede más y justo en el momento que él se acerca para ir pues va y un chico va al lavabo. No es que sea guapo pero es un chico:
El chico está muy separado y David se queda paralizado viendo esa cosa que tanto le gusta.
--¡que grande es¡ --murmura.,
El chico se la mueve mucho, se la sacude y David más cachondo no puede estar.
--¡que cosa más guapa¡ --piensa David mientras ve esa herramienta que su propietario se está escurriendo.
David la mira hambriento.
--¡que deliciosa debe estar y yo con la sed que tengo¡ --piensa.
El chico no se da por aludido y acaba yéndose. David necesita desahogarse. Le excita masturbarse en el mismo urinario donde ha hecho pis el otro chico. Sabe que a sus padres no le gustarían saber cómo se entretiene sexualmente. Es un sentimiento, que por sus padres, trata de tragarse pero cada vez le cuesta más.

Para Emilio, su vida es estar al pendiente de David. A las ocho de la tarde vuelve a pasar por el bar. Hay mucha gente.
--¡madre mía, si parece un viernes¡ --dice Emilio para sí.
David se ve estresado. En las noches todos van vestidos igual. Camisa morada con el nombre del bar y pantalones azul marino. Emilio suspira.
--¡que bien que le queda¡
Luego hace una pausa. Vuelve a mirar a David.
--claro que a él todo le queda bien.
Emilio no le saca ojo a su camarero favorito. Lo ve recogiendo las mesas y entrando de nuevo en el bar. Sirve muy deprisa.
--¡¡si me canso hasta yo de verlo¡ ¡¡que agobio¡ --dice Emilio.
En un momento dado, David se toca la cabeza mirando a todos lados de la terraza como no sabiendo a donde debe ir. Va corriendo a la otra punta.
--¡que energía, que se lo tome en calma que se va a enfermar¡ --va pensando Emilio.
Corre de una punta a otra con una silla para poner en una mesa que faltaba. Toma nota de una mesa muy grande. Con mucha gente. Va tan rápido que casi desaparece y Emilio no lo ve entrar.
--¡madre mía, que estrés¡ --Emilio.
Va corriendo con la bandeja llena de bebidas y platos..
--¡que dominio¡
Hay mucha gente y David quiere hacer su trabajo lo mejor que pueda. Corre de una punta a otra, que si toma nota, que si sirve, que si recoge.
--pobre acabará agotado –dice Emilio que se queda un buen rato sentado en un banco observando tranquilamente.
David camina rápido con muchos vasos. Escribe en su libreta que tiene en la bandeja sirviéndole de apoyo. Emilio no se iría nunca. Estaría horas mirándolo pero no quiere parecer tan descarado. Además no está acostumbrado a estar en la calle y ya se está obsesionando demasiado. Aprovecha que él está en la barra del fondo para irse.
--Mañana será otro día…
Se va suspirando por David. Esperando el día que pueda pasar algo con él.

David llega a su casa muerte. Se da una buena ducha. Sale del baño en calzoncillos y se conecta a Internet. El anonimato de la red le ayuda ser coqueto con otros chicos. Ha felicitado a uno por su cumpleaños y éste le ha dado las gracias. A David le ha gustado. Quisiera tener algo con un chico.
--¿y si se enteran mis padres?
David se tumba en la cama. Quiere conocer el sexo. Tener algo con un chico pero no si sus padres se llegan a enterar.
--tengo que buscar la manera de poder estar con él pero en secreto…
No se quiere precipitar.
--Tiene que ser alguien que yo sepa que no me vaya a delatar.
En un momento dado Emilio se cruza en sus pensamientos.
--¡no, con él no¡
El fuerte deseo de Emilio hacía él le despierta mucho rechazo.

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