Q POLVO ECHAN

Q POLVO ECHAN

jueves, 4 de febrero de 2010

Capitulo 5


Una mañana más, Emilio sigue con su rutina y se acerca al bar a ver a su guapo camarero. La terraza ya está ya está arreglada y David se encuentra en la barra. Está metiendo bebidas en una nevera, de espaldas a la barra. La camarera está en la barra pero algo apartada. Le hace un gesto a David.
--mira quien está… --le dice con la mirada.
La camarera está empezando a burlarse del interés de Emilio hacia David. Es lo que más le preocupaba a David y lo que más le molesta. Emilio se da cuenta de esta comunicación no verbal entre los compañeros de trabajo. Siente que han estado hablando de él, que se han dado cuenta que va porque le pone el camarero y la camarera le estaba diciendo:
--¡ya te ha tocado¡
David estaba de espaldas a Emilio. Emilio se ha quedado un poco aturdido. No sabe qué pensar.
--¿tal vez le molesta atenderme y por eso la chica le avisa? –dice para sí.
Para sorpresa de Emilio, David lo mira y le pregunta:
--¿un zumo de naranja?¿mediano?
Emilio piensa que si hablan de él, que si a David le molestara su presencia pues en vez de avisarla podía haberlo atendido ella que no está haciendo nada pero Emilio encantado.
--¡Si sabe todo lo que estoy gastando por él pues que lo sepa¡ --va pensando.
Lleva una camiseta roja con la palabra Hollywood escrita. Jeans cortos. Le entrega su zumo a Emilio.
--vale –David.
No es especialmente amable pero sí muy correcto. Emilio se estremece al tenerlo tan cerca.
--¡¡que guapo es, que guapo es¡ --dice para sí.
Después de cumplir con su trabajo, David se olvida de Emilio. Le da la espalda a Emilio y habla con la chica. Comentan las noticias de la tele.
--¿lo vistes, Yoli?
La camarera hace que sí con la cabeza.
--es chungo ¿eh? –va diciendo David—es que si le pasa algo a mi hermana o alguien que yo quiera… es que voy con el soplete… o ya directamente le pego un tiro¡
--vaya, que bestia es mi guapo –piensa Emilio.
Pero también le gusta lo protector, que por los suyos sea impulsivo. Definitivamente Emilio está encantado de estar en el bar, del dinero que se está gastando porque poco a poco va sabiendo cosas de David, de su vida, de su comportamiento, ya no es un simple macizo, es alguien a quien conoce. Aunque le dan un poco de celos, le gusta la amistad que tiene con su compañera. Le gustaría estar en el lugar de ella.
--¡seguro que cuando se está cambiando entra con alguna excusa¡ --piensa Emilio excitándose mucho.
David sale de la barra y lleva vacías dos garrafas. Se mete en el almacén y ya no vuelve a salir. A Emilio le da pena no volver a verlo. Se va contento porque la cosa le ha salido bien y lo ha atendido David pero a la vez triste. David es muy importante para él y para David él no. En los primeros días lo notó amable con él, esperaba que con la confianza se convirtieran casi en amigos pero día a día David se muestra más distante y eso apena a Emilio.

Para David la mañana transcurre entre trabajo, como es verano Emilio no tiene nada que hacer. Procura distraerse para no estar siempre pensando en David pero le cuesta ya que David le gusta mucho. Su única rutina es David y David. Amarlo en silencio y disfrutar de él en la distancia. A la una Emilio vuelve al bar. David está solo junto a la nevera que tienen los helados. No hay nadie más. Emilio podría estar con él a solas… ¡¡se podría animar y hablar con él¡ La tentación es demasiado grande. Entra justo en el momento que David se agarra un helado. Emilio siente que es un cliente de confianza. No le parece raro que David lo atienda mientras se come un helado.
--hola –le dice David con amabilidad.
Está contento. Le molesta la presencia de Emilio pero tiene la excusa ideal para no atenderlo.
--ahora viene la chica –le dice con tranquilidad.
Se va sonriente porque siente la sorpresa de Emilio y eso le hace gracia.
--¡¡YOLI, YOLI¡
La chica está comiendo en el interior. Tarda en salir. David entra gritando y chupando su helado. Tiene prisa en que ella salga, no quiere verse obligado a tener que atender a Emilio.
--vaya, que mi llegada les ha molestado bien a los dos –dice Emilio para sí.
A Emilio le gusta ir al bar porque David es su vida pero tampoco quiere ni incomodarlos ni molestarlos. Yoli y David se quedan parados frente a frente. Hablan en un susurro.
--¿qué cara ha puesto tu admirador cuando lo has dejado plantado?
--¡No es nada mío¡ --David excesivamente molesto.
Está enfadado pero tampoco no alza la voz para que no se entere Emilio.
--era una broma, no te enfades.
--¡es que odio a los gays¡
--Es que hubiera dado todo por verle le cara que se le he quedado. Ha entrado por ti y tú te vas…
--No te lo puedes imaginar… ha sido muy divertido.
Emilio escucha las risas.
--¿yo espero y ellos riéndose? Muy normal no es –piensa.
Emilio se siente incómodo porque se da perfecta cuenta que se están riendo de él, que ambos saben la faena tan grande que le han hecho a Emilio, que le duele que pudiendo hacerlo, David no lo haya querido atender.

Emilio llega a su casa muy triste. Se tumba sobre la cama y solloza abrazado a Panda:
--¡no me puedo creer la estupidez que acabo de hacer¡ ¡¡he tirado el dinero¡
Emilio siente a David como algo suyo y le duele que a David no le pase lo mismo.
--Desde luego no pensaba que me haría esto ¡¡que hay confianza¡
Emilio no quiere aceptar que a David le molesta su presencia y eso es lo que más le duele:
--¡es que con el dineral que me estoy gastando…¡ ¡¡es que no se vale que me trate así¡
Emilio se tumba en la cama. Suspira enamorado:
--¡almenos me ha saludado… menos mal¡




Por su lado, David trata de luchar contra lo que es. Tiene delante un chico guapo. El que sea árabe lo excita aún más. Se le van los ojos detrás de su trasero. ¡Es que le encanta¡ Está babeando por él pero a la vez se siente culpable de las cosas que le gustaría hacerle por temor a desatar la ira de su padre. Está cerca del lavabo público del parque por el que pasa siempre.
--¡ojalá ese culo vaya… me muero por verle la verga¡ --dice para sí.
Siente que es algo que no puede contar a nadie pero tampoco puede controlar el enorme deseo que siente. El morenazo que tiene en frente es muy sexy. Con una camiseta negra sin mangas, pantalones muy estrechos. David lo deseo. Pese a sus miedos, desea poseer ese cuerpo. Disfrutarlo. Le duele ver que se aleja de él, que no va al lavabo. De pronto ve que entra en el lavabo un hombre. No es especialmente guapo pero sí muy musculoso. David le conoce de vista. Lo ve todos los días en el parque y le pone cachondo. Es un hombre hombre y siempre que lo ve tiene curiosidad por saber cómo debe tener la verga un hombre ya adulto. Siempre que lo veía estaba al pendiente de él por si iba al lavabo pero nunca había tenido suerte. Siente que lo veía se sentía frustrado por no haber podido conocer a ese hombre más en la intimidad. De pronto, en ese momento, el hombre va al lavabo. David le tiene ganas y se pone cachondo. Le gustaría que el hombre lo encerrada en el baño y le hiciera todo y de todo. David lo sigue y no puede creer su suerte. El hombre está en el urinario y muy separado. David se coloca a su lado como si nada Le ve la verga claramente. Le decepciona que sea pequeña:
--¡ya me encargaría yo que creciera¡ --va pensando.
La verga de David le va creciendo entre los dedos mientras mira la del otro hombre. Es muy finita. Como un dedo y medio. Aunque no es muy larga (8 centímetros) se la ve demasiado larga para que sea tan finita.
--¿¿cómo la tendrá cuando la tenga bien gorda? –va pensando David.
La verga se ve muy cerrada, le sobra muy pellejo.
--¡¡cómo me gustaría morderlo¡ --va pensando Emilio.
David tiene ya una larga y gorda lanza entre sus manos mientras contempla esa verga blanquita que tiene presente. Le da miedo ser descarado pero es que no puede dejar de mirar. Entra otro hombre y entonces David tiene miedo que le digan algo y disimula. Ve como el hombre se la sacude y se la guarda. David está muy cachondo. Aprovecha que se queda solo para cambiarse de urinario y masturbarse en el mismo lugar en el que ha estado la verga del otro. Sale más relajado. Justo en la puerta del lavabo, se encuentra con el musulmán que se quedó con las ganas de que fuera al lavabo el día anterior.
--¡maldita sea¡ --dice al ver que va.
Pero no se atreve a seguirlo. Se queda en la distancia observándolo tal y como Emilio hace con él.
--¿¿qué hace?¿porqué tarda tanto?
Tiene la fantasía que tal vez haga las mismas cosas que él.
--¿y si entro?
Justo en ese momento sale. David ve con celos como una joven con burka se acerca al musulmán. Le regala una pulsera y el chico árabe sonríe. A David le gusta mucho el chico. Le gustaría que esa sonrisa fuera para él.


con la colaboración especial de:

German ramirez, el hombre al que David se la ve en el lavabo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario