viernes, 5 de febrero de 2010

Capitulo 13





Un día más, David vive su jornada laboral. Está tranquilo.
--menos mal que el maricón ese ya se dio por enterado que no quiero nada con él y me ha dejado en paz…
Yoli le coquetea a David:
--sí, se ve que tú eres muy macho.
David le guiña el ojo. Le sigue un poco el juego porque quiere que todos piensen que es hetero. Le pone nervioso pensar en Emilio. Con él podría tener sexo, vivir la primera vez que tanto le apetece pero una parte de él rechaza a Emilio. No desea que lo relacionen con él. Yoli babea por David.
--Nunca me has contando finalmente si tienes o no novia…
David se da cuenta que Yoli le está hablando pero no sabe de qué.
--¿¿qué?¿cómo?
Yoli suspira enamorada.
--que a ver si me presentas a tu novia… tienes novia ¿no?
David se pone nervioso:
--¡¡sí, claro¡ ¡¡claro¡
No quiere tener nada con una chica pero sí tiene alguna amiga loca por él que en caso de necesitar aparentar la hace pasar por su novia. Yoli no quiere hablar directamente de sus sentimientos pero le gusta mucho David. Le hubiera gustado más que no tuviera novia.

(Sebastian Stimman es el rubito simpático)

Es medio día, David va a su casa para comer. Justo delante de él ve a un rubio que parece que está bastante bien y va al lavabo. A David se le revolucionan todas las hormonas. Va tras él. Se chocan en la puerta de entrada. David entra y el rubio sale.
--hola –le dice el rubio muy simpático.
David se sonroja.
--hola –responde nervioso.
Le hubiera gustado que ese hola del rubio fuera por algo más y no por amabilidad. Aunque le da pena no haber coincidido en el urinario, a David le ha gustado lo amable que el rubio ha sido con él. Hace pis pensando en ese rubio y en el del día anterior:
--¡vaya con los rubios guapos¡ ¡¡que simpáticos¡
Tiene las hormonas muy revolucionadas. Le gustaría tener algo con cualquiera de ellos.
--el de ayer era más guapo y se veía más hombre.
El rubio de hoy es jovencito, de su edad aunque más alto. Cabello greñoso. El del día anterior se veía más maduro. Como macho le excitaba más. Le sonaba su cara. No sabía si el rubio lo había saludado por amabilidad o porque se han visto antes. Ahora que le ha pasado lo mismo con este rubio más jovencito ya ve que fue sólo por amabilidad y le da pena.
--¡que polvo le echaría a cualquiera de ellos¡ ¡¡o a los dos¡ --dice excitado.
David está bastante caliente:
--¡que rabia que no llegué antes, por muy poco no tengo la oportunidad de comprobar si es igual de simpático con su verga entre las manos¡





Llega a su casa, se da una buena ducha fría para sacarse el cansancio y la calentura, come y descansa. En seguida vuelve a salir. Antes de entrar en el bar pasa por un cibercafé. Así se conecta y está cerca de chicos guapos. Es una manera de tener la posibilidad de intimar con un chico sin estar en un lugar que delate sus tendencias sexuales por si alguien lo ve. Está sentado en un ordenador. Se excita al ver al musulmán que le gusta. Siempre con su gorra y los mismos calzoncillos. El chico le gusta mucho. Al mirarlo, David siente un gran deseo y también una gran frustración ya que de la manera que se encerró en el baño la vez que coincidieron ya se da cuenta que nunca pasará nada con él y le da pena porque le gusta mucho. Llega otro chico árabe.
--¡a este hacía tiempo que no lo veía¡ ¡¡que guapo es¡ ¡¡este me gusta aún más¡
Éste segundo árabe lleva unos tejanos negros estrechos que resaltan su cuerpazo.
--¡que bueno que está¡ --piensa David.
Se le ve mucho los bóxers.
--¡otro que no se los cambia, siempre lleva los mismo¡
Le hace gracia ver a los dos árabes que tanto le gustan y les tiene controlado que no se cambia los calzoncillos en el mismo lugar. Lo que no esperaba es verlos ¡besándose¡ Ese le pone muy cachondo. Escucha como se llaman. El de la gorra es Hamza y el recién llegado (y también el más guapo) es Ibrahim. David no le saca los ojos de encima a ninguno de los dos. Ibrahim se acerca a Hamza muy simpático. Ibrahim le toca la barriguita a Hamza y le da dos besos en las mejillas (mejilla contra mejilla). David se queda impresionado. Nunca había visto que los chicos así se dieran besos.
--¡¡guau…¡ --piensa David.
David se ha puesto cachondo.
--¿¿¡es que serán gays o será que en su cultura eso es normal?¡ ¡Aquí no se ve todo los días¡--piensa David muy excitado.
A David le da la impresión que Hamza no esperaba ser besado y que no le ha gustado porque lo ve más tenso.
--¡a lo mejor Ibrahim sí que es gay¡ --va diciendo para sí.
Y esa posibilidad le encanta ya que aunque le gustan los dos muchos, Ibrahim es mucho más guapo que Hamza que aunque le seduce es más bien normalito.
--hasta otra –le dice Hamza a Ibrahim.
Es algo que a David siempre le ha sorprendido de Hamza, que hable en español. A Ibrahim lo ha escuchado hablando árabe pero no a Hamza.
--debe ser un moro raro –va pensando David.
Al cabo de un rato, Ibrahim se acerca de nuevo a Hamza para despedirse y por iniciativa de Ibrahim sólo se dan la mano. Eso confirma a David que a Hamza le ha molestado ser besado y que el otro lo ha notado.
--¡que me bese a mí, que a mí no me importa¡ --piensa David cachondo.
Justo en el momento que David va al lavabo porque ya es la hora en la que se tiene que ir, entra Hamza. A David le excita la idea de estar al lado de Hamza, de descubrir sus secretos pero Hamza se encierra en el wáter. Se da cuenta que va muy cojo.
--¡¡pobre, que le habrá pasado¡ ¡¡tiene que ser de ahora¡
Le gustaría ser amigo suyo para preguntarle pero Hamza siempre lo mira con mala cara y no se atreve. David piensa en Emilio. Lo que le pasa con Hamza es algo parecido a lo que a Emilio le pasa con David y eso molesto a David. No quiere ser como Emilio. David se ha fijado en los calzoncillos de Hamza que son iguales que siempre.
--¡o tiene muchos iguales o cómo debe oler eso¡ --piensa excitado.


Esa tarda, Nicolás se encuentra como siempre en la biblioteca. En la zona multimedia. Sentado a su lado el adolescente que le está haciendo perder la cabeza. Al mismo Nicolás le sorprende sus sentimientos hacia el jovencito al que lleva 20 años. Siente una atracción sexual hacia él muy fuerte. No sabe lo que le pasa con él pero le pone bien cachondo. Están sentados en ordenados continuos. A Nicolás le gusta mucho estar con él. Es lindo aunque no guapo. Lleva gafas. Nicolás no lo recordaba con gafas.
--No las llevaba… yo creo que o se las dejó o son de ahora –va pensando.
La cara llenísima de granos.
--¡Es que como mucho debe tener 16 años¡ ¡¿¿¿cómo puede gustarte? –se reclama Nicolás.
Pero aunque se lo reproche, aunque no lo entienda, el chico le gusta. Se levanta, lleva jeans.
--como me pone ese culito –Nicolás para sí.
Lleva jeans negros, bien estrechos. Se le remarca un trasero pequeñito que hace las delicias de Nicolás. En esta ocasión tiene los pantalones bien subidos, no caídos. Lo que lamenta porque le encanta verle los calzoncillos. Lleva una camisa a cuadros (algo horrenda y anticuada al estilo de las de Nicolás) bien metida en el pantalón.
--si hasta nos parecemos –dice Nicolás para sí entre risas.
Con la misma camisa, con gafas… sí se dan un aire. Es por eso que Nicolás no entiende que le gusta si no es atrayente pero Adrián se levanta y lo ve tan sexy que se pone cachondo. Le fascina su trasero. El chico conoce a mucha gente. Se acercan a él pero él está concentrado en el ordenador. No le hace caso a nadie. Sin dejar de mirar la pantalla dice:
--lo siento, es que estoy jugando.
Quien también le pone muy cachondo a Nicolás es Hamza. Los jeans los lleva muy caídos pero muy sexy. El chico se va moviendo y los jeans se le meten entre las dos nalgas. Le pone también muy caliente. Lleva un jersey largo. No se le ven los calzoncillos.
Volviendo al jovencito que se encuentra al lado de Nicolás, está bien concentrado. Luego ya sí. Se va levantando. Se muestra atento ayudando siempre a sus compañeros. Se mueve mucho y eso le gusta a Nicolás porque le excita el trasero del chico. Cuando está sentado, el chico se rasca mucho la entrepierna… Nicolás se está poniendo enfermo. El chico se levanta para saludar a un negrito. Se dan la mano. Se tratan con cariño. A Nicolás le gusta mucho como sonríe. Pasa toda la tarde a su lado y Nicolás está contento. Se van
casi juntos. Nicolás detrás. Escucha como uno (el segundo rubio que saludó a David) saluda al adolescente y lo llama por su nombre: Adrián. Nicolás suspira enamorado.
--Adrián… Adrián –repite para sí—Es un bonito nombre.
Le gusta haber puesto nombre a ese chico que lo está trastornando.

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