lunes, 8 de febrero de 2010

Capitulo 47






Emilio llega a su casa. La soledad se le cae encima. Entra en su cuarto. Se tumba en la cama. Mira en una estantería. Encima está su oso. Olvidado pero como símbolo de un testimonio, el de una historia de amor que nunca fue. Emilio se levanta de la cama. Está muy ansioso. No le ha dicho nada a David, ha huido de él. La posibilidad de volver a poder verlo, de estar cerca de él como cuando él trabaja en el bar lo tiene muy alterado. Al día siguiente, apenas se puede concentrar en el trabajo. No hace más que mirar el reloj. Desea que le toque salir a la misma hora del día anterior. No deja de repetirse que tiene que centrarse o el trabajo le durará cuatro días. Por fin lo mandan a unos recados, siente que el corazón se le va a salir por la garganta. Tiene que ir a otros sitios pero pasa por el centro, por el mismo lugar en el que lo vio. Ama a David, en parte de siente como aquel chico que lo espiaba en el bar, que estaba pendiente de él pero han pasado muchas cosas. No es el mismo de antes. Una parte de él rechaza ese comportamiento pero su alma es de David. Lo sigue llevando en la sangre y hay toda una revolución dentro de él. No lo ve y eso lo tiene irascible durante todo el día.
--¡No debo pensar en él… es un cabrón¡
Lo odia por estropear su historia de amor. Su humillante primera vez, su intento de suicidio y posterior muerte de su abuela. Pesan como una losa pero el amor sigue ahí luchando por salir a flote.

Lo devoran unas cosquillitas cuando llega al día siguiente a su trabajo, esperando a ver si lo mandan o no a hacer un recado. Le entregan un cheque para que vaya a un banco céntrico a ingresarlo. Emilio siente como si el corazón se le quisiera salir de la garganta.
--¡Es un desgraciado¡ ¡¡no debo pensar en él¡
Pero David es guapo y lo amó mucho. No tiene claro que todo ese amor haya desaparecido. Siente muchas cosas cuando piensa en él. Buenas y malas. No se ha encontrado con él y eso lo tiene muy nervioso. Se siente como un adolescente descubriendo el amor por primera vez cuando lo ve entrar. Lo ve detenido en medio de las puertas de seguridad. Se coloca detrás de él. A Emilio los nervios le devoran por dentro. David le saluda sonriente.
--hola, ¿qué tal?
David quisiera decirle tantas cosas que no sabe dónde empezar. Además Emilio le huye y a David le duele pensar que ya lo ha olvidado. Emilio está derretido por la emoción pero la losa del pasado pesa. Le responde con toda la frialdad que le es posible. Eso corta a David. Le gustaría tener un acercamiento con Emilio pero éste le habla como si le estorbara y eso entristece a David.
--¿a qué te dedicas?¿acabaste la carrera?
Emilio está pasando un muy buen rato al lado de ese chico pero siente rencor por todo lo que le pasó. Le habla con reproche.
--¡no, no tuve dinero para acabar la carrera¡
A David le duele ese rencor.
--Tío lo siento yo…
Pero Emilio no le deja seguir.
--Esto no tiene sentido…
Una fuerza la arrastra hacia él y otra le impulsa a odiarlo. A Emilio le duele tener que separarse de él pero a la vez no se fía de él y está en alerta.
--¡ya me tengo que ir¡
Emilio se da la vuelta y David lo llama.
--Emilio…
Escuchar su nombre en los labios de su amado es como música celestial. No se gira pero se para. David se muestra tímido. Roza su mano con la del chico.
--No me gustaría dejar las cosas así… quiero ser tu amigo…
Emilio siente escalofríos por todo el cuerpo pero se aparta de él.
--¡estoy trabajando¡
David se queda triste. Está furioso consigo mismo.
--¡Emilio me odia y yo me lo he currado para que así sea¡ --se reclama dolido.
Emilio se queda escondido apartado para verlo seguir.
--¡no puedo volver a caer en el juego de antes…¡ ¡¡ya no soy un niño como para hacer una tontería como cuando estaba en el bar¡ --se reclama mientras lo ve salir.
Ver a David le produce un profundo éxtasis. Luego se derrumba.
Llora, se siente frustrado. Se come un pastel de chocolate para tratar de borrar la tristeza.

David se ha ido muy triste. Debe repartir unas cartas. Le hubiera gustado que Emilio se olvidara del pasado y se fuera con él.
--No seas prepotente… después de lo que le hiciste es imposible que siga pensando en ti… Seguro que tiene un novio y que tú eres un mal recuerdo…
Su alma sangra. Nunca ha sentido unos celos que lo lastimaran de tal manera. Le duele que Emilio lo haya olvidado, que pueda estar con otro. Un chico se acerca a él.
--David, tío… No me llamaste…
El desconocido, un moreno muy guapo, se muestra muy contento. David se muestra educado pero no tiene mucho interés en hablar con ese chico.
--¿te llamas…?
--Tú me estrenaste… No me digas que ya no te acuerdas de mí Soy Julio.
--si claro… bueno…. No sé…
--Entiendo… Si es lo que quedamos, sexo una vez y ya nos olvidamos… --dice Julio triste.
A David le apetece sentir el calor de un chico, poder estar tranquilo. Joder un rato pero no irse después.
--¿qué haces estar tarde? –dice David con una mirada de lujuria que enciende a Julio.
--Estoy solo en casa… ¿te vienes?
Los dos se miran con cara de depravados. David lo que busca es un desahogo aunque el otro chico siente una profunda atracción hacia David.

Emilio está solo en casa. Ya ha comido. Cada vez se le hace más dura la vida sin amor, sin amigos pero es así como ha querido vivir. Ya no cree en el amor pero ver a David lo enciende, lo pone como una moto. Ha sentido tantas cosas cuando ha estado frente a él. Ahora está muy exaltado. Tiene ganas de gritar que lo ama pero es un sentimiento que quiere callar.
--¡No, no puede ser cierto¡ ¡¡no después de todo lo que pasó¡
A veces piensa que debería escuchar.
--David es gay ¿y si quiere tener algo conmigo?
Luego se le hiela al pensar en lo que ocurrió después de sentirse en el paraíso junto a él.
--¿¿qué pretende?¿¿porqué me habla como si no hubiera pasado nada?
Emilio vacía su despensa. Se come todos los dulces que tiene porque sólo eso lo relaja. Se siente vacío. Hubiera sido hermosa una vida al lado de David tal y como lo soñó al principio pero su sueño acabó en pesadilla y no cree que eso pueda cambiar.



Por su lado, David y Julio están desnudos en la cama. David fuma. Julio lo mira excitado.
--Te puedo hacer una pregunta…
David está un poco como ausente. No le hace caso.
--¿tú nunca te has enamorado…?
--¿a qué viene esa pregunta?
--No sé, para conocerte…
David no responde, se muestra a la defensiva. Se levanta y se empieza a vestir. Julio no le interesa, es Emilio con el único que le gustaría tener una relación más allá de la cama y estar con otro sólo lo frustra más. Julio lo mira con deseo:
--No te vayas… Si quieres no hablo…
David se abrocha los pantalones.
--No puedo… me tengo que ir…
--¿nos volveremos a ver?
David se pone la camisa. Tiene mucha prisa en desaparecer.
--No sé… no sé…
En realidad David no tiene ningún interés en volver a ver a ese chico que se queda desnudo en la cama.

Al salir de casa de Julio, David va a casa de Nicolás.
--hola tío… ¿está Adrián?
Adrián sale a saludarlo. No lleva camisa. Los dos primos se abrazan.
--¿qué ocurre?
Hablan en el dormitorio que comparten Yoli y Adrián. David está muy ansioso.
--¡¡lo he visto… lo he visto¡ ¡¡he visto a Emilio¡
Parece que el pasado lo esté persiguiendo pero ver a Emilio es lo que más le ha gustado.
--Estaba tan guapo… Lo tenia delante y tenía claro una cosa… Lo amo como nunca he amado a nadie…
Adrián lo mira con cariño:
--¿y le dijiste algo?
Una lágrima desliza por el rostro de David:
--Me odia y es lo que me merezco.
--Si lo amas… Lucha por él.
David nunca se ha preocupado por luchar por un chico. Si había sexo bien y sino pues también. No sabe cómo hacerlo además piensa que si Emilio lo ha olvidado será difícil que vuelva a lograr su amor después de todo lo que pasó. Eso lo angustia.

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