viernes, 5 de febrero de 2010

Capitulo 20




Emilio no quiere volver a caer en la trampa pero es que lleva a David muy dentro de él. Si fuera por él volvería a ir todos los días al bar pero se ha repetido una y otra vez que no lleva a nada. David cada vez se porta peor con él.
--¡no tiene sentido gastarme dinero para salir lastimado¡
Pero lleva a David muy dentro de él y no se lo puedo arrancar de su corazón. Al día siguiente a la una está frente al bar. Observando.
--No voy a entrar… sólo quiero verlo… No tengo porque renunciar a verlo de lejos. La calle es de todos. No me pueden decir nada –se dice así mismo Emilio.
Lo ve y vibra como siempre. Lleva jeans cortos y está solo en la barra. Emilio se tiene que “sujetar” para no ir.
--pero es que no tiene sentido que me gaste dinero –se repite así mismo una y otra vez-- para que luego haga una imbecilidad de las suyas.
Le duele gastar dinero de la pensión de su abuela en David
--Cuando lo único que he logrado que se comporte como un capullo. Esto no lo debo olvidar para no volver a lo de antes.
No quiere volver a caer en el juego que lo ha absorbido todo el verano para luego sufrir. Volverá porque tiene muchas ganas pero lo hará los domingos tal y como ya tenía pensando. Lo hará los días en los que su abuela le da dinero para que tome algo mientras la espera que salga de misa.







David tiene la tarde libre pero se va un par de horas al cibercafé de siempre. Tiene fichados a varios chicos guapos y nunca pierde la esperanza de poder estrenarse con alguno de ellos. Así ve un nuevo encuentro entre sus árabes favoritos, Ibrahim y Hamza. Coinciden en el cibercafé. Ibrahim se pasea por delante de David. Le ve su trasero, aplastado pero es muy sexy. Le encanta. Se siente delante de él. Va a saludar a Hamza.
--¡que simpático, con lo antipático con es Hamza con él¡
David se da cuenta que Ibrahim ha cambiado un poco de actitud con Hamza, que Hamza debió hacerle algún feo, que notó que le molestó lo del beso porque ya no hay beso. Hay encajada de manos. Hamza lo toca. David está ardiendo:
--¡me encantan estos dos¡ ¿será gay uno de ellos?
Hamza no lo cree pero Ibrahim.
--¡me encantaría hacer un trío con ellos¡ --va pensando bien caliente.
Ibrahim se va al cabo de un rato. David suspira.
--¡Qué guapo es¡
David lamenta que no vaya al lavabo y no poder coincidir con él. No está seguro pero le suena que una vez lo siguió y se encerró en el urinario. Eso lo consuela pero a la vez lo frustra pensando que tal vez nunca pueda descubrir que tal tiene la verga esa árabe que le tiene loco. Y justo en el momento que David se levanta para irse se va también Hamza que siempre va al lavabo antes de irse. Hamza va justo detrás de David. Es guapo, siempre impecablemente vestido y con gorra. Le aguanta la puerta. Es un poco forzado porque Hamza iba suficientemente atrás para no hacerlo. De hecho Hamza no quería que lo hiciera. Le da las gracias pero de mala gana. Para no darle la oportunidad a David que le vuelva a sujetar la otra puerta (una separa el bar de los lavabos y la otra es ya la de los lavabos de chicos) Hamza se queda atrás haciendo que tiene un problema en el zapato y se lo mira. David supone que es para no coincidir con él y le da rabia pero el chico le pone muy cachondo. David entra solo y después entra Hamza. David le ve los calzoncillos. Son azul marino. Se ven nuevos.
--¡vaya, por fin se ha comprado calzoncillos nuevos¡ --dice David para sí divertido.
Hamza se encierra en el váter pero a David le ha gustado el momento que ha compartido con él. Iba a irse pero oye la puerta y se queda en el urinario por si a caso. Se alegra de haberse quedado al ver que es un negro bastante guapo. Está a su lado mientras el negro hace pis. Está separado y David puede verle las manos. Se ve que el hombre tiene una buena trompa porque la tiene muy bien agarrada y aún así se le ve bien la cabecita.
--¡cómo me gustaría verlo desnudo… que fuera un negrazo como éste el que me desvirgara¡ --dice para sí.

A las 20,30, Emilio está sentado en el banco que hay frente al bar. Ve a David en la barra y siente escalofríos. Cuando creía que era ya pasado vuelve a ser más presente que nunca. Va vestido informal, habla con una chica. Emilio piensa que es una camarera pero es la medio novia de David. Se van tomados de la mano, sólo estaban de visita y Emilio siente rabia.
--¡Esa golfa es la que se lo tira¡ ¡¡que rabia¡
Daría lo que fuera por cambiarse por ella. No imagina que David siente asco de la chica y apenas si la besa. Mientras salude y a través de los cristales, David saluda con la mano muy simpático a sus compañeras que se quedan trabajando. No dice nada pero se muestra amable, cariñoso.
--¿porqué no es así conmigo? –se pregunta Emilio.
Las últimas veces que ha ido al bar siempre ha hecho un coraje.
-prefiero verlo así. Disfruto de él sin malos rollos –se dice.
Le gusta estar cerca para ver como se comporta pero estar él dentro y ver su indiferencia lo mata.
--así es mejor.
Van tomados de la mano. Paseando tranquilamente.
--¡que envidia, cómo me gustaría ser esa golfa¡ ¡¡a saber lo que le hará la muy guarra¡
Van bajando la calle lentamente. Emilio lamenta que sea de noche y no pueda disfrutar del trasero del chico que le gusta mucho. Le gusta el trasero de David mientras camina. Se le ve aplastado pero al caminar se le hace unas arrugas muy sexy que a Emilio le pone cachondo. David va informar y sin bolsa de deporte.
--¿no trabaja ya por las tardes? No debo seguir perdiendo el tiempo… tengo que aprovechar, queda poco.



Abrazado a su osito, le cuenta las últimas novedades de su pequeña y triste historia de amor. Una historia de amor que no es tal. O almenos sólo por su parte.
--Estoy enamorado de mi guapo camarero. No lo puedo evitar. Lo llevo en la sangre. Me gusta mucho. Tengo que hacer un esfuerzo para no ir todos los días. No quiero volver a caen en lo mismo. Me gusta mucho pero arruinarme para que me trate mal no tiene sentido. Es que para ir tengo que sacar dinero de los ahorros de mi abuela que han bajado mucho y cuando se acaben ¿qué? Mi abuela confía en mí. No me pide explicaciones pero no puedo seguir tirando el dinero que no nos sobra. Verlo me crea ansiedad. Me hace daño no tenerlo. Me gusta mucho y siempre quiero más. Olvidado demasiado fácilmente que es un capullo y debo tenerlo siempre claro…
Emilio habla con triste. Le duele que David no se comporte como al principio, que no haya querido ni ser amigo suyo.
--Me hace sufre que me trate tan fríamente pero tampoco sé cuanto duraré todo esto. Puedo dejar de verlo en cualquier momento y tampoco debo perder el tiempo.
Le ha agarrado 3 euros a su abuela del monedero para poder ir al día siguiente al bar.
--si lo veo mañana iré.
Emilio se estremece en la posibilidad de poder estar cerca de su amado.
--No puedo dejar de verlo. Me gusta mucho. Estoy enamorado y mientras tenga dinero que no deba sacar de los ahorros iré si me apetece. No sé cuando dejaré de verlo.
Emilio es consciente que si va al bar seguramente volverá a sufrir.
--Ahora estoy pensando en él pero si hubiese ido hoy me hubiera cabreado con él porque habría pasado de mí y ahora estaría herido y no tendría ganas de volver.
No quería volver a espiarlo por si se sentía acosado pero de hecho disfruta más viéndolo de lejos que no en el bar.
--tampoco tengo porque dar explicaciones. No se merece que me preocupe por él. Estaré al pendiente como al principio.
Emilio sabe que en cualquier momento puede no encontrar a David y quiero volver a estar cerca de él aunque en el fondo sabe que saldrá lastimado. Irá al día siguiente.
--Espero que no tenga tan mala suerte de no encontrarlo.
David lo ama. Le gusta como jamás un chico le ha gustado. Nunca un chico se le había metido tan a dentro.

Adrián está dándose una ducha mientras que su padre se lava los dientes.
--¿te puedo hacer una pregunta?
Abel hace que sí con la cabeza.
--¿te parezco un bicho raro porque aún no me he estrenado?
Abel mira a su hijo con cariño:
--claro que no… Uno debe estrenarse cuando le dé la gana…
--Es que hay una chica que quiere conmigo. Mis amigos me dicen que estoy loco por rechazarla pero… No sé… No es el momento…
Abel sonríe:
--Cuando veas a la chica adecuada… sabrás que es ella…
Las palabras de su padre tranquilizan al chico.

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